Creo que la economía está en todos lados, incluso en las relaciones de pareja. Pero más allá de los índices y números en sí, se pueden rescatar apreciaciones (breves, por supuesto) que expliquen por qué un aumento en la cantidad de chicas que eligen a otras chicas* afectó económicamente a los hombres. Presten atención:
Cuando las relaciones entre parejas del mismo sexo no habían explotado -pensemos hace 30 años- había una mayor cantidad de mujeres disponibles para los hombres. Es decir, había más oferta de mujeres. Por lo tanto, si una relación no funcionaba, los hombres podían optar por otra mujer a partir de un abanico más grande de posibilidades.
Sin embargo, con el paso del tiempo, las mujeres se empezaron a interesar más entre ellas -quizás por culpa de los hombres, no lo sé- por lo que ya había una menor oferta para los hombres. Esto llevó a que ellos tuvieran que aumentar su competitividad. Ustedes se preguntarán qué es eso: es la capacidad que tiene alguien -una empresa, una persona- de obtener una mayor ganancia cuando compite contra otros. Por eso, los hombres tuvieron que empezar a ser más atentos, educados y otras cuestiones que les sumaran puntos para poder ganarles a los otros hombres que querían quedarse con esa oferta menor de mujeres.
Esto llevó a que los hombres aumentaran los costos para lograrlo: compraban mejores perfumes, pagaban mejores restaurantes, salían más seguido. Todo derivó, por lo tanto, en que los señores gastaran más para agasajar a las señoritas. Por lo tanto, un mayor consumo llevó a una mayor inflación en esos rubros: por ejemplo, aumentaron los precios de las flores, de los bombones y demás.
Ese gasto que hacían los hombres provenía -y proviene- de sus sueldos, que cada vez alcanzaban menos para satisfacer necesidades diarias: comer, pagar la luz, etcétera. y necesidades amorosas. Por lo tanto, los hombres comenzaron a pedir aumentos a sus jefes, que no tuvieron más remedio que dárselos, en mayor o menor medida. De esta forma, los jefes, que tenían un sueldo determinado, comenzaron a ganar menos, porque debían repartir más entre sus trabajadores. Esta situación provocó que los jefes tuvieran menos plata para llevar a sus hogares y agasajar a sus esposas, acostumbradas a un estilo de vida acomodado. Las esposas, al ver que sus maridos se volvían modestos en sus gastos, decidieron irse de la casa, porque mal que mal, la plata es un factor importante en un matrimonio donde fallan otras cosas.
Los jefes, con los corazones rotos, decidieron salir a buscar una nueva mujer para su bienestar sentimental. Por lo que, en ese mundo donde las ofertas de mujeres escaseaban a raíz del lesbianismo, se sumaron nuevas personas -los jefes- que demandaban en un mercado con poca oferta.
¿Cuál es la conclusión? A este paso, si las mujeres se siguen interesando entre ellas y la tendencia no se revierte, se podría caer en una crisis económica nunca antes vista.
*Si usted es mujer, dé vuelta los roles y cuando se hable de lesbianismo lea "homosexualidad".
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