- Por acá, despacio, cuidado con el escalón... ¡Sorpresa!
- Hola, muñeco.
- Papá, ¿Qué es esto?
- ¡Tu regalo de cumpleaños! Se llama Ximena y es una experta, yo sé lo que te digo.
- Pero yo quería una fiesta con mis amigos.
- Ximena es una amiga y de fiestas sabe.
- Sentate acá, pipurrín... cerquita mío.
- ¡Hijo no me hagas quedar mal!
- Pero...
- Ya tenés 17 años, estás en edad de jugar el mundial.
- ¿Jugar el mundial? Papá, sos un viejo, no se dice así.
- Bueno, encima que estoy garpando 190 mangos.
- ¡200 me dijiste!
- Después lo charlamos, Ximena.
- Además, yo no estoy muy seguro de...
- ¡No te preocupes! Ella hace todo, bah, ella no, su boca, pero es de ella, así que tranqui.
- No, es que no estoy seguro que Ximena sea la clase de persona con la que...
- ¡Ah! ¡Hijo de tigre! ¿Te gustan más viejas? Claro, con más experiencia...
- No, quizás no me entendés, me gustan...
- Vení que Ximena te va a encantar.
- Momento, Ximena. ¿Te gustan gordas?
- No.
- ¿Africanas?
- No.
- ¿Enanas y punks? ¡Decime qué querés, hijo!
- Soy gay, ¿ok? ¡Me gustan los chicos!
- ...
- No, muñequín, vení, acercate que Ximena te hace mimitos.
- ¿Cómo que te gustan los tipos?
- Sí, no sabía cómo decírtelo.
- Sos un tarado. ¡Ahora le tengo que pagar encima!
- Aprovechala vos, si tanto te gusta.
- Claro que la voy a aprovechar yo. Y de paso: Ximena, ¿Tenés un conocido para mi hijo?
- Mi primo Julio se pasó de bando hace un año, es un tierno.
- Pasame el número pero después, ahora vamos a lo nuestro.
- ¿Y yo?
- ¡Esperame en el auto y no se te ocurra cambiarme la memoria de la radio!
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