martes, 6 de noviembre de 2012

De San Pablo con amor

Hace dos semanas estuve en San Pablo para cubrir la 27° Feria Internacional del Automóvil. Lejos de las válvulas, los cilindros o las novedades del mercado, una serie de infinitos comentarios se pasaron por mi mente durante los dos días de cobertura. Aquí la situación:

- Ford, Chevrolet, Nissan. Todos destaparon autos impresionantes, tenían promotoras en vestidos apretados y servicios de launch de lo más generosos. Pero las reflexiones obvias fueron: "En Lugano con este auto te meten caño", "¿US$ 100 mil? Lo financian, espero", "Dicen que el auto es nuevo pero sólo agregaron mp3 a la radio", "¿Esa mierda te la cobran?".

- Estando en la habitación, sonó la puerta y al mirar por la mirilla noté a dos empleados del hotel. Abrí y al grito de ¡Señor Joachim! (?) me dieron una valija y la siguiente caja.


Para los que preguntan, les dejo opciones: a) una bomba b) ácido corrosivo en una efectiva trampa mortal c) una bombilla y un té en hebras. Creo que hubiera preferido tener ácido corriéndome por los ojos antes que verme a mí mismo leyendo el envase del té, escrito en portugués. De la valija no puedo decir mucho: era una valija.

- No entiendo por qué afirman que el español y el portugués son idiomas diferentes. Con tres palabras te manejás por la ciudad con total facilidad. Por pronunciación los números: uno, dois, treis, cuatro. Por pronunciación: ¿Cuántu custa? (cuánto cuesta), vergonha (vergüenza). Listo, nada más. El nivel suficiente como para gobernar Brasil. 

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