lunes, 19 de noviembre de 2012

La gallega del GPS es una histérica

Despreocuparse por dónde doblar. Ser alertado de los lomos de burro invisibles para el ojo humano. Escuchar advertencias por zonas escolares, radares vigilantes y fotomultas al acecho. Todo eso brinda el excelente invento llamado GPS pero... la gallega es una histérica.

Uno va circulando tranquilamente y descubre que ya sabe cómo ir. Sin embargo, la señora sigue insistiendo que doblemos a la izquierda, retomemos a la derecha, frenemos en el medio de la 9 de Julio, subamos a la vereda con tal de llegar como ella quiere llegar.

Lo mismo sucede con las velocidades. El aparato advierte que la "máxima es 70". Lo repite. Lo vuelve a decir. Un poco más y manda un mail contándome cuál es la máxima. No se da cuenta que voy a 40 en tercera. Pero me lo vuelve a repetir. Dan ganas de agarrar la pantalla y ponerla contra el velocímetro para que vea que voy a ¡40 putos kilómetros y en punto muerto! La máxima es 70. Andá a cagar.

- Doble a la derecha. -Pero hay casas, no hay calle. -Doble a la derecha. -Y dale con que doble a la derecha. Debe pretender que me meta en un living para ver cómo va el partido o saber si ya empezó Graduados.

Todas esas fallas compensan con dos virtudes: a falta de certezas, lo sigo adónde sea; me dice dónde me hacen multas. Oh, yeah. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario